Las bajas temperaturas de la temporada invernal contribuyen a la aparición de lumbalgias, un tipo de patología especialmente sensible a los cambios de clima. El médico rehabilitador del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, Dr. Juan Alonso, ha explicado que se ha registrado un incremento en las consultas por este dolor lumbar y articular asociado al frío.
El especialista ha explicado a Europa Press que el frío induce a una contracción muscular involuntaria, provocando una mayor predisposición a calambres y espasmos en la espalda, lo que resulta en molestias lumbares. Asimismo, ha advertido sobre un mayor deterioro del dolor en personas con condiciones como artrosis, artritis o fibromialgia. El cambio abrupto de temperaturas entre ambientes cerrados y abiertos, así como las corrientes de aire, auguran la aparición de contracturas, sobre todo en cuello y espalda.
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La lumbalgia, el dolor muscular en la parte baja de la espalda, afecta aproximadamente al 70% de la población adulta en algún momento de su vida. Según el Dr. Alonso, las consultas por este malestar se intensifican en invierno, y la patología suele afianzarse a partir de los 40 años debido a la degeneración de discos intervertebrales y articulaciones. Las manifestaciones del dolor pueden extenderse desde la zona lumbar hasta el glúteo, muslo, pantorrilla o talón.
Otros factores como permanecer de pie prolongadamente, adoptar posturas inadecuadas, llevar un estilo de vida sedentario o sufrir de sobrepeso también contribuyen al dolor crónico, al forzar la columna a manejar mayores cargas de las previstas. El doctor alerta sobre la importancia de adoptar medidas preventivas y correctivas para evitar el empeoramiento de los síntomas y preservar la calidad de vida de los afectados.
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Incremento del dolor articular
Las bajas temperaturas durante la temporada de invierno también pueden incrementar el dolor articular, según explica el doctor Alonso a Euorpa Press. Los cambios en la circulación y la presión atmosférica son las causas principales de este aumento en el malestar de articulaciones, músculos, ligamentos y tendones. El especialista enfatiza la importancia de mantener el calor corporal y una buena alimentación para mitigar estos efectos.
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La disminución del suministro sanguíneo ante temperaturas bajas resulta en un incremento del estrés articular, lo que conlleva un mayor dolor, particularmente conocido como “dolor de huesos”, cuando en realidad se refiere a las articulaciones. Adicionalmente, el cambio de presión atmosférica propio del invierno conduce a que el líquido sinovial se expanda, provocando incomodidad.
Para proteger las articulaciones del frío, el doctor Alonso aconseja evitar exposiciones a corrientes de aire y cambios bruscos de temperatura, utilizando accesorios como bufandas para resguardar el cuello y la parte alta de la espalda. Además, insiste en la relevancia de una dieta balanceada para el aporte de calorías necesarias que ayuden a mantener la temperatura del cuerpo y de ejercitar y estirar regularmente para reforzar las articulaciones y músculos. Estas medidas contribuyen a una mejor calidad de vida durante los meses más fríos del año.