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Un análisis de los nuevos lenguajes y formas de vincularse en tiempos digitales. Algunos de ellos ghosting, breadcrumbing y orbiting

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El entorno digital trajo algunos cambios en la forma de vincularse y nombrar esas relaciones
El entorno digital trajo algunos cambios en la forma de vincularse y nombrar esas relaciones

El amor digital trajo aparejado nuevas formas de vincularse y nuevos lenguajes.

Siguiendo la teoría de pensamiento del reconocido psicólogo Lev Vygotsky, se puede concluir que tanto lenguaje como pensamiento están íntimamente ligados, se influyen mutuamente y en simultáneo. Visto así, los nuevos vínculos y conceptos de la virtualidad están en constante interacción.

Las nuevas terminologías

En este nutrido intercambio de ideas y formas, han surgido nuevas terminologías que se aplican en el plano del amor (y del desamor). Es el caso de ghosting que proviene del término en inglés “ghost” o “fantasma” y hace alusión a esos casos en los cuales después de varias citas o incluso de tener una relación a lo largo de cierto tiempo, una de las personas desaparece, sin explicaciones.

El breadcrumbing, que puede traducirse literalmente como “dejar migas” se refiere al accionar de esas personas que no terminan de desaparecer por completo, pero tampoco concretan una cita o encuentro. Cada tanto dejan un saludo virtual o hacen un comentario en redes para decir “aquí estoy”, pero no del todo.

Hay un elemento en común con lo que se conoce como orbiting, una conducta que implica cortar vínculos por completo en el mundo analógico pero seguir conectados en la virtualidad a través de retuits, “me gusta” y comentarios en las redes sociales.

GRÁFICO - Quien es abandonado sufre una herida profunda. Y si ello ocurre sin explicación alguna, peor aún. Foto: dpa-infografik GmbH/dpa
GRÁFICO - Quien es abandonado sufre una herida profunda. Y si ello ocurre sin explicación alguna, peor aún. Foto: dpa-infografik GmbH/dpa

El benching, por su parte, está relacionado con el breadcrumbing, porque también implica poner a la persona “en el banco de suplentes” para tenerlo como plan B o incluso C si otras cosas fallan. Para hacer benching es necesario hacer breadcrumbing, es decir: mantener el contacto para dejar a la otra persona en vilo y no perderla del todo.

A su vez, se llama cushioning al comportamiento de algunas personas que tienen una pareja y en simultáneo mantienen varios “cushions” o “almohadones”, es decir personas con las que se coquetea de vez en cuando, sin concretar necesariamente, para tener de back up en caso de que se rompa el vínculo con su pareja.

Las transformaciones de los vínculos

“En relación a la esfera afectiva, las plataformas han dado lugar a diversas formas de interacción, en las que es posible vislumbrar diferentes comportamientos neuróticos”, analiza la doctora Mónica Cruppi, psicóloga, autora y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), en diálogo con Infobae.

Para la especialista, el uso cuasi masivo que se da hoy de las redes sociales ha generado cierta legitimación social en muchos de los comportamientos mencionados anteriormente.

Gilles Lipovetsky, piensa que hoy es mucho más fácil conocer gente, pero éstas se encuentran ligadas menos tiempo", dice Cruppi (Getty)
Gilles Lipovetsky, piensa que hoy es mucho más fácil conocer gente, pero éstas se encuentran ligadas menos tiempo", dice Cruppi (Getty)

Quizás podríamos pensar a esta crueldad e indiferencia socialmente aceptadas como una consecuencia del malestar actual -atravesado entre otros factores por la pandemia-, conjuntamente con la ruptura del lazo social, lo que ocasionan soledad, aislamiento, frustración y decepción en las relaciones’”, analiza Cruppi.

El sociólogo, Diego Ezequiel Litvinoff, también hace hincapié en la transformación de los vínculos que se ha dado de la mano de las plataformas y otras formas de interacción digital.

“Si en un primer momento la virtualidad se muestra como un modo de continuar por nuevos medios las anteriores relaciones humanas, con el tiempo se hace evidente tanto que son el resultado como que canalizan y potencian una transformación en la propia naturaleza de esas relaciones y de las de los seres humanos con las máquinas”, destaca el sociólogo, en diálogo con Infobae.

En su visión, la virtualidad no es solo un nuevo medio en el que acontecen las relaciones humanas sino que “materializa un cambio de paradigma histórico en las relaciones de poder y resistencia”.

El amor en tiempos de virtualidad

La tecnología puede ser vista de forma positiva si se piensa que las redes abrieron muchas más posibilidades de interacción que en cualquier otro momento de la historia. Hoy, literalmente, estamos a un clic de conocer miles de personas.

Gilles Lipovetsky, piensa que hoy es mucho más fácil conocer gente, pero éstas se encuentran ligadas menos tiempo; las investigaciones demuestran que en algún momento surge una gran decepción y pese a la red y a los teléfonos inteligentes persisten el sentimiento de soledad y de frustración”, dice Cruppi.

La virtualidad, entonces, abrió más caminos pero también propició, por esa misma expansión, la fugacidad de los vínculos y del deseo. Litvinoff, por su parte, subraya que las personas quedan a la merced del sistema y terminan reproduciendo los códigos que imperan, en este caso, hablando de la virtualidad.

No se utilizan las redes para buscar pareja, sino que la pareja se encuentra para seguir alimentando la circulación de los códigos digitales. El medio plantea las reglas del juego en el que siempre gana, mientras que el sujeto no es que pierde, sino que queda siempre al margen como multiplicador de esos códigos”, remarca el experto.

"Para los que empiezan con muchos ideales, cada ideal que no se cumple implica un sufrimiento", explicó Palombo (Getty)
"Para los que empiezan con muchos ideales, cada ideal que no se cumple implica un sufrimiento", explicó Palombo (Getty)

El famoso “me clavó el visto”

Hace unos años, los sociólogos e investigadores del Conicet, Maximiliano Marentes, Mariana Palumbo y Martín Boy publicaron un trabajo que analiza algunos de estos códigos que surgieron o se potenciaron con la virtualidad.

“Cuando alguien espera hay alguien que se hace esperar, pero eso no es fijo: en las relaciones amorosas los sujetos cambian y las dinámicas se modifican”, resaltan los investigadores en el estudio Me clavó el visto: los jóvenes y las esperas en el amor a partir de las nuevas tecnologías.

Y añaden que las nuevas tecnologías no son nocivas per se para los vínculos solo que plantean nuevos desafíos.

“Para nosotros las redes no son negativas: con ellas la gente se suma, se relaciona, se recontra erotiza. Sólo que, a veces, como permiten tanto control también hacen que el sujeto se descontrole más: nos hacen sentir que el otro no está haciendo lo que se espera”, subrayó Palumbo, en el comunicado que se difundió en aquel entonces.

Y también hizo foco en el rol que tiene las expectativas y la capacidad de adaptarse en estos nuevos contextos.

Muchas veces los que mejor surfean la corriente del amor son los que tienen una visión más pragmática: esto es así y punto. Para los que empiezan con muchos ideales, cada ideal que no se cumple implica un sufrimiento”, concluyó la socióloga.

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