Advierten que el Mundial de 2034 podría verse empañado por la muerte de trabajadores en Arabia Saudita si la FIFA no actúa

De acuerdo con una investigación, entre 2008 y 2022, más de 13 mil bangladesíes fallecieron en el país petrolero, gran candidato a organizar el evento. Piden evitar los errores de Qatar

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Trabajadores caminan afuera del Estadio Lusail durante su construcción en 2019, sede del Mundial de Qatar 2022. (AP Foto/Hassan Ammar, Archivo)
Trabajadores caminan afuera del Estadio Lusail durante su construcción en 2019, sede del Mundial de Qatar 2022. (AP Foto/Hassan Ammar, Archivo)

La Copa Mundial de la FIFA 2034 se ve envuelta en una polémica anticipada debido a preocupaciones sobre el bienestar y los derechos de los trabajadores migrantes en el potencial país anfitrión, Arabia Saudita. Grupos de derechos humanos y organizaciones internacionales han expresado su alarma ante las numerosas muertes “inexplicables” de trabajadores inmigrantes, un tema que ya empañó la imagen de la Copa Mundial de Qatar 2022.

De acuerdo con una investigación publicada por The Guardian, se ha revelado que entre 2008 y 2022, 13.685 trabajadores bangladesíes fallecieron en Arabia Saudita, siendo más de 1.500 las muertes ocurridas solo en 2022. Este alto número de decesos, a menudo catalogados como “naturales” sin una explicación detallada de la causa, ha generado un llamado urgente de actuación por parte de la FIFA para evitar repetir los errores del pasado.

Amnistía Internacional y Human Rights Watch han hecho hincapié en la necesidad de una investigación a fondo de estas muertes, señalando la posible correlación entre las condiciones laborales inseguras y las prematuras desapariciones de los trabajadores. “Estos trabajadores no pueden permitirse una repetición de Qatar 2022 y todo el sufrimiento sobre el que se construyó”, subrayó Ella Knight, investigadora sobre derechos laborales de los migrantes de Amnistía Internacional.

Steve Cockburn, director de justicia económica y social de Amnistía Internacional, resaltó la importancia de que la FIFA exija a los países anfitriones el cumplimiento de los derechos humanos y las normas laborales.

“La FIFA ahora debe dejar claro cómo espera que los anfitriones cumplan con sus políticas de derechos humanos”, dijo, enfatizando la posibilidad de detener el proceso de licitación si no se abordan los riesgos graves para los derechos humanos de manera creíble.

A pesar de las reformas laborales introducidas por Arabia Saudita, incluida la abolición del sistema kafala, que vinculaba a los trabajadores con sus empleadores, las organizaciones de derechos advierten que estos avances pueden ser insuficientes. La Alianza de Deportes y Derechos expresó su preocupación de que la FIFA esté perdiendo su influencia al no exigir compromisos vinculantes en materia de derechos humanos por parte de Arabia Saudita.

Por su parte, el Ministerio de Recursos Humanos y Desarrollo Social de Arabia Saudita ha defendido los progresos realizados en la protección de los trabajadores, mencionando medidas como un sistema de protección salarial y regulaciones para la contratación de migrantes. Sin embargo, persisten las dudas sobre la efectividad de estas medidas y la transparencia de las investigaciones de las muertes.

Un refugiado bangladesíes a las afueras de una tienda de campaña. EFE/ Abir Abdullah/Archivo
Un refugiado bangladesíes a las afueras de una tienda de campaña. EFE/ Abir Abdullah/Archivo

Este escenario presenta un desafío significativo para la FIFA, que ya se enfrentó a críticas durante el período previo a la Copa Mundial de 2022 en Qatar por abusos contra los trabajadores migrantes. La decisión final sobre la sede del torneo en 2034 promete ser un punto de inflexión en cómo la organización aborda los temas de derechos humanos y trabajo en el futuro.

A medida que la presión pública y de las organizaciones de derechos humanos aumenta, la FIFA se encuentra en una encrucijada crucial. La organización deberá balancear sus intereses deportivos y comerciales con su responsabilidad social, en un mundo cada vez más atento a los impactos sociales de los grandes eventos deportivos.

La creciente preocupación por las muertes inexplicables de trabajadores migrantes bangladesíes en Arabia Saudita ha llamado la atención internacional en el contexto de los preparativos para la Copa Mundial de 2034 que podría albergar el reino. La FIFA es urgidamente llamada a intervenir ante este patrón de fatalidades, según investigaciones del The Guardian. Miles de trabajadores han dejado atrás sus hogares, buscando un mejor futuro, solo para enfrentarse a condiciones extremas que algunos sugieren han contribuido a sus muertes prematuras.

La mayoría de estas muertes han sido catalogadas como “naturales” sin una investigación exhaustiva de las causas subyacentes. La falta de autopsias y la adjudicación de compensaciones han dejado a miles de familias no solo en el duelo sino en la incertidumbre financiera y emocional.

Entre los testimonios más desgarradores, se encuentra el de Khadija Begum, quien perdió a su esposo, Abdul Jalil Shaikh, un hombre de 35 años cuya muerte fue súbita y cuya causa oficial no pasó de ser etiquetada como “natural”. Begum y otros en su situación se enfrentan al futuro con deuda y sin respuestas. “No tengo idea de lo que depara el futuro. Estoy en un gran problema y no sé qué hacer”, lamenta Begum, expresando el sentimiento de impotencia y desesperación que comparten muchas familias.

Especialistas y grupos de derechos humanos critican la opacidad con la que se manejan estos casos. “Si fueran ciudadanos europeos o estadounidenses, se harían preguntas”, señala Shariful Hasan de Brac. La sospecha recae en las duras condiciones de vida y de trabajo, incluyendo jornadas extenuantes y alojamientos inadecuados, como posibles factores detrás del alarmante número de muertes. La explotación laboral es un tema recurrente en las narrativas de quienes han trabajado en el reino, describiendo un régimen que se asemeja a la “esclavitud moderna”.

Un grupo de migrantes bangladesíes. REUTERS/Mohammad Ponir Hossain
Un grupo de migrantes bangladesíes. REUTERS/Mohammad Ponir Hossain

Frente a la perspectiva de organizar un evento de la magnitud de una Copa del Mundo, y la implicación de un aumento significativo en el flujo de trabajadores migrantes, especialmente de Bangladesh, los llamados a reformas son insistentes. Las obras requeridas demandarían una vasta fuerza laboral en construcción, un sector donde históricamente se han registrado los trabajos más “peligrosos, difíciles y sucios”, según Hasan.

El Ministerio de Recursos Humanos y Desarrollo Social de Arabia Saudita defiende sus políticas, asegurando su compromiso con un entorno laboral seguro y justo, y sostiene llevar a cabo investigaciones exhaustivas sobre incidentes en el lugar de trabajo. Sin embargo, estas afirmaciones contrastan con las realidades expuestas por las familias de los trabajadores y por organizaciones como Amnistía Internacional, que critican fuertemente el sistema de patrocinio saudita y las condiciones bajo las cuales se mantienen los trabajadores migrantes.

El eco de esta problemática no es nuevo; previamente, la organización de la Copa del Mundo en Qatar también fue centro de escrutinio por la situación de los trabajadores migrantes. Grupos de derechos humanos instan a la FIFA a tomar lecciones del pasado y exigir a países anfitriones el cumplimiento de estándares internacionales de derechos humanos antes de otorgarles el privilegio de organizar el torneo.

“Si la FIFA ha aprendido algo de Qatar debería ser que debe prestar mucha atención a los riesgos para los derechos humanos en los posibles países anfitriones antes de concederles la Copa del Mundo”, enfatiza Ella Knight.

Este llamado a la acción resuena más allá de las fronteras de Bangladesh y Arabia Saudita, convirtiéndose en un asunto de importancia global. La posibilidad de organizar la Copa Mundial de 2034 en Arabia Saudita coloca en primera línea las preocupaciones sobre los derechos humanos y laborales de los trabajadores migrantes en el Golfo. La situación subraya la necesidad de una vigilancia internacional y de reformas significativas en las políticas de inmigración y trabajo de los países del Golfo.