Guerra en Medio Oriente: Estados Unidos evalúa el riesgo de ataques en su territorio

En momentos en que la guerra entre Hamas e Israel se acerca a su cuarta semana la seguridad interior genera preocupación en Washington

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 Miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel en el norte de Gaza.
Miembros de las Fuerzas de Defensa de Israel en el norte de Gaza.

La política estadounidense particularmente bipartidista y generalmente confrontativa, se manifiesta enfocada en distintas alertas de sus agencias de seguridad nacional. Ante la amenaza, esa misma política hoy funciona bajo criterios unificados y alejada de su esencia confrontativa entre los partidos demócrata y republicano.

La administración Biden se muestra apoyando firmemente a Israel con una posición unida en la mayoría del partido demócrata y con los sectores de poder mayoritarios del partido republicano. De hecho, el presidente Biden, mantuvo esta semana más firmeza en su discurso y acciones de lo que varios republicanos podían esperar.

Sin embargo, esa posición del presidente estadounidense podría modificarse ya que el “tercer poder” en Washington está constituido por sectores que reclaman ser escuchados y aunque a muchas personas no les agrada hablar de ese poder que definen con el término “Estado Profundo”, ya que para ellos es el equivalente a grupúsculos negativos constituidos por representantes progresistas que secretamente cuentan con algún peso para influenciar el poder del gobierno. No obstante, el Estado Profundo no tiene el poder que se le adjudica, aunque verdaderamente existe.

Lo concreto es que para muchos ese Estado Profundo no es más que un grupo de burócratas y malos patriotas conformado por algunas personas que trabajan dentro del gobierno y a quienes les cuesta dejar sus posiciones políticas personales en la puerta del Departamento de Estado cuando van a cumplir con su trabajo. Esas personas son criticadas por oponerse a realidades incontrastables en materia de seguridad nacional y cuestiones estratégicas. Estos funcionarios siempre han estado dentro de los círculos del poder político, pero ahora deben ser considerados de manera mas seria ya que están descontentos con la dura postura del presidente Biden en apoyo de Israel.

Los primeros síntomas del malestar de esos grupos progresistas se muestran en algunos sectores de legisladores del propio partido demócrata que acusan al presidente Biden de jugar un juego peligroso en dos frentes. Uno de los cuales es acordar un paquete de ayuda económica-militar propuesto por el partido republicano para Israel. El fundamento de esa oposición es que miles de millones dólares serian tomados de fondos recaudados por el Servicio de Impuestos Internos (IRS por sus siglas en ingles).

Aunque parezca contradictorio, el segundo aspecto es que -de algún modo- perciben que las declaraciones del Senador Ted Cruz (Republicano por Texas) tienen sentido y temen por la seguridad nacional y el peligro que encarna para Estados Unidos la posición tan firme de la administración Biden, pueda generar la reacción de grupos terroristas que derive en ataques dentro del país, como lo ha sostenido Cruz.

La batalla política entre esos sectores comenzó el martes pasado y se confirmó el viernes cuando los republicanos de la Cámara de Representantes informaron que el paquete de ayuda para Israel será de unos 14.000 millones de dólares y se cubriría con fondos del IRS. Dentro de esa cifra, el proyecto republicano considera incluir 4.000 millones de dólares para sistemas de defensa de la Cúpula de Hierro de Israel y otros 1.200 millones de dólares adicionales para el desarrollo del sistema de defensa Iron Beam. El resto es para sistemas modernos de armas y elementos defensivos de guerra electrónica.

Por otro lado, el grupo disidente del sector demócrata sostiene que el proyecto de ley para la ayuda a Israel va en contra de la anterior solicitud de financiación de emergencia de 105.000 millones de dólares del presidente Biden al Congreso que incluía ayuda para Israel, Ucrania, Taiwán y para la seguridad en la frontera entre Estados Unidos y México.

En ese escenario, la disputa en la política interna estadounidense se agravó cuando el senador Cruz denunció el miércoles que información creíble de agencias de inteligencia y seguridad interior muestra un riesgo de ataques terroristas de alto impacto dentro de Estados Unidos. Cruz fue más allá y declaró que el riesgo es el más alto desde los ataques del 11 de septiembre, debido al apoyo total de la administración Biden a Israel en la guerra contra Hamás. El senador republicano expresó estar a favor de la lucha contra el terrorismo pero considera que la forma en que la administración lleva adelante su apoyo debe ser debatida.

Según declaró a la Cadena Fox News, Cruz sostuvo que Estados Unidos hoy está sometido a un nivel de riesgo igual o mayor de sufrir un ataque terrorista de alto impacto dentro de los Estados Unidos similar a los ataques del 11 de Septiembre.

El senador también refirió a la frontera sur como un punto crítico de infiltraciones que deriven en graves amenazas a la seguridad nacional. Dijo también que esa zona fronteriza constituye una vulnerabilidad a la que el presidente Biden no está prestando la suficiente atención y si un terrorista quiere asesinar estadounidenses, la frontera con México constituye un punto neurálgico donde los controles no son del todo adecuados y representa un peligro grave para los ciudadanos de los Estados Unidos. Cruz también presentó un proyecto de Ley de Sanciones que incluye a varios de líderes de Hamas y a cualquier actor que proporcione financiación y apoyo al grupo. Al mismo tiempo criticó a la administración por no presionar a Hamás por la utilización de civiles palestinos como escudos humanos y por no exigir firmemente la devolución de los más de 200 rehenes israelíes.

Para los sectores que apoyan a Cruz, promulgar una rápida Ley de Sanciones a Hamás prohibiría que la organización reciba nuevos y cuantiosos fondos desde Qatar. Además neutralizaría a otros países la posibilidad de proporcionar refugio seguro a sus líderes que residen fuera de la Franja de Gaza.

Mas allá de la información que Cruz dijo manejar sobre un potencial ataque en suelo estadounidense, los funcionarios de la administración dijeron estar al corriente de los informes de las agencias de seguridad, pero discrepan con Cruz en cuanto a que haya una amenaza grave e inminente para Estados Unidos por el apoyo abierto del presidente Biden a Israel. No obstante, encuestas realizadas dentro de la ciudadanía (desde el ingreso de las tropas israelíes a Gaza) mostraron que casi el 80% de los encuestados dijeron estar preocupados por alguna derivación del conflicto en un ataque terrorista en suelo estadounidense. El clima dentro de Estados Unidos se enrareció cuando una serie de crecientes incidentes antisemitas y también ataques islamófobos fueron denunciados dentro del país desde el 7 de Octubre pasado.

Por otro lado, el director del FBI, Christopher Wray, compareció a una audiencia del Senado sobre Seguridad Nacional y no descartó la denuncia de Cruz, en la que el senador indicó que Estados Unidos se encuentra en niveles superiores de judeofobia desde el comienzo de la guerra en el enclave. El director Wray declaró que la mayor amenaza para Estados Unidos son los lobos solitarios o pequeños grupos de personas que actualmente están monitoreadas por el FBI por estar altamente radicalizadas y podrían conformar células de ataque al no tener muchos obstáculos para conseguir armas y atacar objetivos blandos.

La declaración indica que el FBI no puede confirmar la información de forma fehaciente de que Hamás tenga planes de atacar dentro de los Estados Unidos, pero reconoce la preocupación sobre la posibilidad de que elementos partidarios de la organización puedan ejecutar actos de violencia en su nombre.

Los grupos integristas extranjeros han explotado conflictos anteriores entre Israel y Hamás a través de las redes sociales mostrando altos niveles de violencia y llamando a sus partidarios dentro de Estados Unidos a lanzar ataques. Actualmente, se observa que algunos extremistas violentos pretenden aprovechar la escalada militar de la guerra en Gaza para incitar a la violencia contra la comunidad judía estadounidense, de allí que el director del FBI consideró que no hay lugar para relajar el aparato de contra-inteligencia y seguridad interior y sugirió que ciudadanos y compañías estadounidenses en el exterior también podían ser objeto de ataques.